Sabíamos que la vía del diálogo con la voluntad de acordar una salida democrática al conflicto entre Catalunya y el Estado era la buena vía. El grueso de la sociedad catalana se movía en esta dirección; los resultados de las elecciones al Parlament del pasado febrero avalaron este planteamiento. Un nuevo período de distensión se imponía y los indultos le darán un empujón crucial. Pero sabíamos también que recurrir a esta vía estaba cargado de intensos riesgos políticos para aquellos que apostasen por ella. Y estos días, con el incidente provocado por la detención del ‘president’ Puigdemont en L’Alguer, lo hemos vuelto a comprobar. Todos aquellos, tanto en el resto del Estado como en Catalunya, que están interesados en mantener enquistado por un largo tiempo el conflicto se frotaban las manos. Y a pesar de todo, si escuchamos estos días a los presidentes Aragonès y Sánchez, la vía del diálogo se mantiene.
Negociación Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
Hace falta que el diálogo funcione
Para continuar avanzando y no fracasar en el intento, necesitamos alguna cosa más que tiempo y buena voluntad
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el ’president’ del Govern de Catalunya, Pere Aragonès. /
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