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Lacista: pon una urna en tu vida

Con una urna propia, uno puede votar cada día la independencia de Catalunya sin salir de casa, con la absoluta seguridad de que su votación tiene la misma utilidad que la del 1-O

Urna del referéndum del 1 de octubre.

Hace unos días tropecé en Barcelona con la Botiga de la Llibertat, donde para mi sorpresa no tramitan divorcios, sino que venden ‘gadgets’ lacistas, desde tazas a pins, pasando por una camiseta que pone “català rebel”, ideal para lucir en verano, tomando gintónics en una terraza de Cadaqués. El producto estrella son las urnas, como las del 1-O y a tamaño natural, a 40 euros la unidad. Puede parecer mucho por un cubo de plástico fabricado en China, pero la republiqueta no es más que un gran negocio -pregunten, si no, a la ANC-, y además una parte debe destinarse a una de tantas cajas de resistencia, que en Waterloo la vida está por las nubes y no es cosa de pasar penurias como los exiliados de antaño. La urna lleva el escudo oficial de la Generalitat, lo cual no debe extrañar, tan bajo han caído las instituciones catalanas que ya no es escudo sino logotipo, y no hemos de tardar en verlo a la puerta de clubes de carretera.