Hace unos días se jubiló un impresor de mi ciudad, y como ahora dispone de ratos libres, pergeñó un escrito de despedida en el que pedía perdón “a la lengua y al país” (Catalunya, por supuesto) por no haber hecho por ellos todo lo posible. Ya habrán deducido ustedes que se trata de un ya eximpresor lacista. Solo a un lacista se le ocurre despedirse del mundo al jubilarse y, sobre todo, solo a un lacista se le ocurre pedir disculpas al país, como si al país le importara algo el trabajo de un impresor, de un tendero o de un lampista.
Empleos Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
O trabajar o servir al país
La gente normal, cuando trabaja, no se preocupa por el país, sino por realizar bien la faena y cobrar a fin de mes. Un lacista, no
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