Una chica valenciana, Cristina Simó, escribe un pequeño relato, tierno y amoroso, sobre su abuelo, Joan Simó, nacido en Alcoi y hermano de la escritora Isabel-Clara Simó. Era hijo de Rafael, que había fundado una academia de estudios donde el abuelo se formó, más cerca de los estantes de una biblioteca que de los adoquines de una calle. Empapado de lecturas de todo tipo y amante de las matemáticas, estudió Química y, entre otros detalles deliciosos, procuró que sus nietos aprendieran de memoria las veinte primeras cifras del número pi. Así se vistieron Cristina y su hermana para el funeral: con una camiseta que lucía la "π", como homenaje al abuelo que les hablaba de la elegancia de los teoremas.
Pros y contras Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
Elegancia de los teoremas
El hombre sabio y discreto lo tenía a punto para hacerse presente, aun sin estar. No debe existir, en la vida, una manera mejor de amar. Pensar en los que estarán ahí cuando tu no estés
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