En este agosto de incendios terribles, catástrofes humanitarias y cataclismos futbolísticos, una breve noticia se ha abierto camino en la información general, aunque quizás su lugar ideal habría sido una revista como 'Artforum' o incluso 'Wallpaper'. Tal y como publicaba este diario hace unos días, haciéndose eco de un reportaje del 'Financial Times', el artista Sean Scully —irlandés que vivía en Barcelona desde 1994— y su esposa, la también artista suiza Lilianne Tomasko, han decidido irse a vivir a Aix-en-Provence. La razón: estaban cansados del nacionalismo catalán, que les hacía “imposible” vivir aquí. Lo cuentan así: “En Barcelona, cuando íbamos a alguna reunión, nos hablaban todo el rato en catalán, como diciendo '¡jódete!”. (La noticia no aclaraba a quién se refiere este 'ellos' con quienes se reunían.)
Polémica lingüística Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
Las razones de Sean Scully
Por un cosmopolitismo mal entendido, provinciano, algunos extranjeros viven el presente internacional de la ciudad, pero ignoran voluntariamente lo que les rodea, como que algunas personas hablen en catalán naturalmente y no para joder
El artista norteamericano de origen irlandés Sean Scully. /
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