Violencia Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos

"¡Mátalo! ¡Grábalo!"

La nueva violencia amplificada por la posibilidad de subirla a internet no puede atajarse en los institutos, sino en los hogares, en esos padres y madres que jalean el placer de odiar o acaban pegándose en un partido de alevines

Altar en homenaje a Samuel, en la acera donde fue agredido, en A Coruña. / EUROPA PRESS / M. DYLAN

Un grupo salvaje tarda poco más de seis minutos en apagar la vida de Samuel Luiz en A Coruña al grito de maricón. Una manada de hienas emplea algo más de tiempo en dar caza a una presa en la sabana y convertirla en alimento. La única diferencia es que los segundos lo han hecho por un estricto motivo de supervivencia. Los primeros por placer. Por odio, dirán. No, no. Por placer. El odio se paladea como se paladea el amor o se disfruta de la compañía de ese hijo que ahora yace muerto. Sin darnos cuenta, hemos entrado hace tiempo en una nueva forma de hedonismo escabroso que consiste en matar por el goce de hacerlo, y pónganse los añadidos que quieran: machismo, homofobia, racismo. Se mata por el deleite de disfrutar del dolor ajeno, cuanto más violento, mejor, y por el alborozo enfermizo de inmortalizar la matanza a través de la cámara de un móvil de ultimísima generación que echa abajo la coartada que ampara a las hienas, que asesinan en grupo para alimentarse. La muerte en 5G.