Memoria

De Hiroshima a los Juegos Olímpicos: la emoción de los detalles

Los retos humanos, en la vida y en el deporte, hacen que perdure más el recuerdo de sentimientos con los que nos podemos identificar, desde la desesperanza de un superviviente hasta las luchas internas de la gimnasta Simone Biles.

Simone BIles aplaude durante la final de gimnasia rítmica femenina en suelo. / AFP / LOIC VENANCE

Ese hongo gigante, en blanco y negro, que asociamos universalmente a la explosión de la bomba atómica en Hiroshima vuelve de forma recurrente a asomarse a nuestras vidas cada agosto en forma de fotografía, recuerdo visual de la televisión, de los diarios. En Japón, donde se desató el infierno del siglo XX, el homenaje constante lo han encarnado los supervivientes y su relato. No es solo una foto: es la historia de lo que hacían en aquel preciso momento de la explosión. Si estaban a cubierto, si les acompañaba un hermano, o buscaron a la madre, tendiendo la ropa, despreocupada segundos antes. La anécdota, real, hace más que viva que cualquier otra cosa la emoción y el impacto de lo sucedido.