Yo, como hace mucho tiempo que pienso que lo mejor que le podía pasar al Barça, perdón, a un Barça sensato, con sentido común, a una entidad que fuese, eso, ‘mes que un club’, a una institución con proyecto, a una estructura que creyese en lo que pregona (o pregonaba), que tuviese bases sólidas, donde los que mandasen tuviesen criterio y no fuesen solo figurones, donde los técnicos supieran lo que quieren, donde los futbolistas, los niños, los jóvenes y los adultos no besasen tanto el escudo y, sin embargo, amasen, más allá de su cuenta corriente, la camiseta que visten, es que aquel que tiene todo el poder, aquel que lo ha ejercido de forma dictatorial sin parecer que mandaba, aquel que ha tenido (casi) esclavizado a todo el mundo, fuera y dentro del vestuario, se vaya. Me llevo una alegría de que Leo Messi y su entorno, incluyendo a ese empleado de la oficina del jugador que paga religiosa y escandalosamente el Barça y es el primero que aparece en la cubierta del yate de los Messi picando el aperitivo, desaparezcan de mi vida. Sí, también de la profesional, también.
DICEN QUE SE VA LEO MESSI
"Esto lo arreglo yo con un asadito"
Leo Messi, el ídolo que deja el Barça. /
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