Yo no sé qué hará usted mañana a las 10.50 horas. De todos modos, que lo sepa, a esa hora aparece, resucita, perdón se ilumina, de nuevo, el pebetero olímpico, si es que alguna vez estuvo apagado, que sí lo estuvo, con la aparición en la barra de equilibrio de la escultural, la pequeña, la única, la enorme gimnasta norteamericana Simone Biles, que, tras atravesar el Mar Rojo extendiendo sus manos sobre el tapiz de la gimnasia olímpica y encerrarse en un gimnasio poco glamuroso pero necesario para purgar su dolor, más mental que físico, ha decidido despedirse de nosotros, no de los JJOO, con una actuación que no me pienso perder.
Los Juegos desde el sofá
No me llame Simone, llámeme Nadia
La gimnasta Nadia Comaneci, durante su su ejercicio en barras asimétricas durante los Juegos de Montreal (1976). La deportista rumana fue la primera en obtener una valoración global de 10 puntos. /
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