Hemos pasado del campeonato europeo de fútbol a los Juegos Olímpicos sin apenas tiempo para recuperar el resuello, a pesar de encontrarnos en mitad de otra ola del dichoso virus que, si ha permitido a algunos espectadores en los campos de fútbol, los impedirá en Tokio. Estas van a ser unas Olimpiadas raras porque se celebran con un año de retraso, porque las preocupaciones de salud predominarán al estar muchos atletas infectados y aislados, y porque solo el 22% de los japoneses las desean, pues al estar vacunados menos del 20% temen que los Juegos actúen como un superdifusor del virus. Por eso son muy impopulares, y el 40% de los japoneses querían su cancelación, algo que solo ha ocurrido en 1916, 1940 y 1944. El resultado es que de ser un evento que proyectara al mundo la potencia de Japón, se han convertido en un fracaso económico y de imagen del que se apartan políticos y patrocinadores. Todo esto despierta dudas sobre el momento y sobre el propio modelo de los Juegos, que algunos consideran más propio del siglo XIX que del XXI.
Tokio 2020 Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
Unos Juegos Olímpicos extraños
Hay dudas sobre el momento y el propio modelo de la competición, que algunos consideran más propio del siglo XIX que del XXI
Ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos de Tokio /
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