Hace poco he visto como unos operarios montaban un andamio. Es un trabajo arriesgado que incluye la velocidad con que va subiendo y los equilibrios que se van construyendo, a medida que se eleva. Un juego de proporciones en un entorno de inestabilidad. Un espectáculo magnífico que reclama un absoluto desprecio por el vértigo y una combinación de habilidad y fuerza. Me imagino que los operarios que montaron el andamio de Tarragona, que debe servir para restaurar la Torre de Minerva, un vestigio sencillo y corpulento, del siglo II a. C., también se arriesgaron. Pero comprobaron que la estructura era frágil y decidieron agujerear las piedras romanas para que el andamio tuviera más consistencia. Doce agujeros, uno de los cuales afectó incluso al relieve de la diosa de la sabiduría y las artes, medio relieve, que es el que se conserva.
Pros y contras Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
Metáfora del andamio
Construimos el futuro y, para no perder el equilibrio, agujereamos el pasado
La Torre de Minerva, en la muralla romana de Tarragona, cubierta por un andamio y con las obras de restauración paralizadas. /
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