Paralelismos Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos

De nuevo un patriota visita Girona

En Girona se ha dado siempre permiso a los funcionarios para vitorear a los caudillos que nos visitan, en una costumbre que inauguró Franco en 1942

Jordi Turull, en un acto para pedir la amnistía el pasado 10 de marzo. / Josep Garcia

Me han contado que a los trabajadores de la Generalitat se les concedió permiso para salir a recibir a uno de los gemelos Tururull en la etapa gerundense de su marcha por la libertad de quién sabe qué o quién. Qué menos. Y no lo digo solo porque la sede de la Generalitat en Girona esté ornamentada con lazos amarillos y carteles independentistas, como si de un casal de la CUP se tratara. Es que en esta ciudad se ha dado siempre permiso a los funcionarios para vitorear a los caudillos que nos visitan, en una costumbre que inauguró Franco en 1942. Entonces se les decía que era «fiesta abonable, sin recuperación», y ahora se despacha con un «todos afuera que llega Turull» por megafonía, los tiempos han variado las formas, pero el fondo continúa inmutable. Si Turull hubiera venido en época escolar, se habría dado también fiesta a todos los colegios para que los niños y niñas, con el entusiasmo infantil que les caracteriza, ondearan banderitas y gritaran «Tu-rull, Tu-rull», como sus abuelos gritaban «Fran-co, Fran-co». En Girona siempre recibimos con entusiasmo a los patriotas, de qué patria se trate da igual. Y si acudieron solamente los funcionarios fue porque ahora mismo, en esta ciudad, no disponemos de niños del auxilio social, que si no, los habríamos puesto en primera fila para que Turull besuqueara a algunos, previamente desinfectados.