Tras el penalti fallado por el jovencísimo Bukayo Saka, se ha destapado la ira de los descerebrados fanáticos contra él y contra sus compañeros en el error, Rashford y Sancho. Les unía el fallo y el color de la piel. Insultos y amenazas que son reflejo de la deriva hacia actitudes racistas y xenófobas, fomentadas veladamente por unos líderes que, eso sí, convocan la mitología patria con entusiasmo de hooligans. Cuando los jugadores se arrodillaban para simbolizar el rechazo al racismo, Boris Johnson y miembros de su Gobierno se reían o decían que provocaban división. ¿Habría pasado lo mismo de haber fallado Harry Kane? Seguro que no.
Pros y contras Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
La auténtica coz de Cantona
El deporte (y sobre todo el fútbol) está repleto de episodios lamentables y de euforias etílicas, violentas, excluyentes. La diferencia es que, ahora, los alaridos previos hacen que se acumule aún más odio contra los que se han convertido en parias por haber chutado mal
Donnarumma, a punto de atajar a Saka el penalti decisivo. /
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