Competición espacial Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos

Major Tom es multimillonario

En esta Carrera Espacial Pija, quienes compiten son tres hombres ricos a título individual: el estadounidense Jeff Bezos, el surafricano Elon Musk y el británico Richard Branson

Richard Branson se convierte en el primer magnate en saltar al espacio. / ZML

Cuenta la leyenda que, en plena carrera espacial, estadounidenses y soviéticos se definieron no tanto por sus logros, sino por qué metieron en su estuche escolar.

Me explico. Según ese relato, Estados Unidos comprobó, poco después de lanzar al espacio sus primeras naves tripuladas, que los bolígrafos no funcionaban: la ausencia de gravedad no permitía el flujo de tinta (un poco como cuando estrenas un Bic). Se dice, se comenta, que la NASA invirtió millones y años en diseñar, con la más avanzada tecnología, un bolígrafo futurista que permitiera garabatear en cualquier lugar de la galaxia. ¿Qué hicieron los soviéticos? Se ahorraron dinero y tiempo: le dieron un lápiz a sus cosmonautas.

Se supone que esta anécdota sintetizaba el pragmatismo soviético y de la tendencia al exceso capitalista yanki. Es el autor de estas líneas un acérrimo defensor de divulgar la leyenda (como en 'Liberty Valance', entre la realidad y la leyenda, imprime la leyenda, porque la leyenda, en realidad, siempre explica muy elocuentemente la realidad y además es más divertida). Pero en este caso no nos sirve. En 1965, la empresa privada Fisher Space Pen Company empezó a vender el Space Pen (también llamado Zero Gravity Pen) con cartuchos de tinta presurizados, que permitían tomar notas subacuáticas y también en situaciones de gravedad cero. En 1967, la NASA le compró 400 a seis dólares cada uno (vale, algo más que un Pilot). Y, aquí viene lo peor, la URSS también le hizo el mismo pedido, si bien le supieron regatear y se los llevaron por 2,95 dólares menos, 

¿Moraleja? Tanto comunistas como turbocapitalistas acabaron llenando sus estuches siderales con bolis comprados a la misma empresa.

En la primera carrera espacial eran dos superpotencias que, dado que su guerra en la Tierra era aún fría, decidían batallar por expandirse hacia el espacio exterior

Al menos entonces, en esa primera carrera espacial, eran dos superpotencias que, dado que su guerra en la Tierra era aún fría, decidían batallar por expandirse hacia el espacio exterior. Ya entonces, el Grupo Surrealista de Chicago decía de “la carrera imperialista de la aeronáutica”: “Algún día los trabajadores del mundo “asaltarán los cielos” y harán que la vida se viva en la Tierra. Mientras tanto, escupimos en la cara de la codicia celestial”.

Ahora que estamos en plena Segunda Carrera Espacial, en esta Carrera Espacial Pija, quienes compiten son tres multimillonarios a título individual: el estadounidense Jeff Bezos, el surafricano Elon Musk y el británico Richard Branson. Si aquello eran unas Olimpiadas, esto se parece más a la Copa Vela. No tengo idea de qué bolígrafos usan, pero las primeras dos opciones que ofrece Amazon (empresa de uno de ellos) son: 14 bolígrafos de gel Amazon Basics, por 9,58 euros o 150 Bic Cristal Azul, por 33.

En realidad, millonarios como ellos no deberían existir, ni en este planeta ni en ninguno de los otros. Pero el caso es que ahora, como niños varados en la fase anal, 'peterpanes' con escafandra, se han empeñado en esta loca carrera de los cohetes locos, con la vista puesta en un nuevo negocio: el turismo espacial, si bien ellos lo revisten de una melaza sentimental que toma cosas de sus ilusiones infantiles (siempre quise nadar entre las estrellas, etcétera) y del futuro de la humanidad (para salvar este planeta, tendremos que ir a otros).

Algunos (centenares de miles de firmas) han pedido que mejor que no vuelvan. Yo solo les recomiendo una canción: 'Space Oddity', de David Bowie, protagonizada por ese Major Tom que desconecta y se queda perdido en el espacio (irónicamente, la BBC la usó para la llegada del hombre a la Luna)…. Aunque reaparece años después en otra canción, 'Ashes to Ashes', anímicamente arruinado.