Hace unos días, un madrileño me contaba que se apuntó a un viaje a México al poco de la revolución zapatista. Le picaba la curiosidad ver los resultados de aquel alzamiento. Al llegar a Chiapas, se dio cuenta de la triste realidad: todo lo que quedaba de aquello era un inmenso parque temático. En las calles vendían suvenires de la revolución y del subcomandante Marcos, como en Londres venden vajilla de la familia real. Uno puede comprar banderas zapatistas, pasamontañas y pipas de madera como los de Marcos, o camisetas que dicen "Somos el color de la tierra». Las tiendas y negocios llevaban nombres 'ad hoc': Restaurante Zapatista, Hostal Marcos, Cervecería Revolucionaria... No faltaba ni la inefable cuota paritaria, con Souvenirs Comandanta Ramona. Por lo menos tuvieron el detalle de no poner tal nombre a una lavandería.
Mundo de fantasía
El futuro del lacismo es un parque temático
Pronto veremos comercios en los que comprar lazos amarillos, esteladas, camisetas con «Espanya ens roba», postales de la prisión de Lledoners y porras de la Guardia Civil
Los presos independentistas, a su salida de la cárcel de Lledoners. /
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