Tolstoi hablaba de las particularidades de las familias infelices, los detalles que distinguen cada desgracia. Lo he pensado al conocer los detalles del suicidio de Segundo Fuentes, el hombre ecuatoriano que se lanzó por la ventana en el momento de ser desahuciado. No hablo de los años en paro, de la falta de soluciones, de la polémica entre los servicios sociales y los juzgados, del papeleo que se lo tragó, del impacto de la pandemia en una vida que ya se había torcido, de los equilibrios para subsistir, de la documentación que no le aseguraba los mínimos vitales, de las ayudas que no recibía, del debate sobre "una muerte evitable", de la imposibilidad de pagar el alquiler, de la soledad y la desesperación supremas.
Pros y contras
El instante
El desolador instante del final, cuando el hombre mira fijamente la ventana y ejecuta el plan, sin marcha atrás. La impotencia de los otros, observadores atónitos, la mujer que mira el patio de luces y contempla el cuerpo inerte
Patio interior de la vivienda en Sants por el que se suicidó Segundo. /
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