La extraña pareja Aragonès-Sánchez

La cuestión de los indultos se convertirá en el primer 'peix al cove' de Aragonès así como el estreno de la nueva situación fortalecida de Pedro Sánchez dentro del PSOE, tras imponerse a su opositora Susana Díaz en Andalucía

El presidente del gobierno, Pedro Sánchez (1d) se saluda con el presidente de la Generalitat, Pere Aragonés (2d) ante la mirada entre otros del presidente de Foment del Treball, Josep Sánchez Llibre (1i) y el al presidente del grupo Godó, Javier Godó (2i) esta mañana en la sede de Foment del Treball. F / El Periódico

El president Pere Aragonès, con la dignidad suficiente para negarse a que el Consell per la República le dicte desde Waterloo a la Generalitat lo que tiene que hacer, vive un día a día de inmensa complejidad. Actúa sabiendo que la oposición parlamentaria --especialmente PSC y els Comuns-- puede ser quien estabilice desde fuera las iniciativas regeneradoras de su Govern, mientras sus dos socios, Junts y la CUP, sin respetar el plazo de los dos años de distensión que prometieron, intentan desde el primer momento hacerle la pinza y zancadillear las líneas de actuación política que desea emprender para descabronear la situación. Puigdemont y Junts rechazan los roles subordinados que les atribuyeron democráticamente las urnas, pero aún así no consiguen evitar que, por ejemplo, Aragonès vea --aunque sea a su manera-- a Pedro Sánchez y el rey Felipe VI en su visita a Barcelona. La grosería institucional militante de la etapa de Quim Torra no tiene continuidad, aunque la Generalitat mantenga las formas contenidas propias de una situación tensa entre Catalunya y España.