Cambios de opinión

Pilar y Oriol aprenden cosas

Junqueras ha tenido que tirarse cuatro años en prisión y -sobre todo- ver el indulto a la vuelta de la esquina para darse cuenta de que la vía unilateral fue un error

Oriol Junqueras, en el Parlament, el dia de la sesión de investidura de Pere Aragonès.   / Ferran Nadeu

Las niñas de Arran, porque en Arran son todas niñas aunque calcen pelo en pecho, han pintado en la fachada de casa Rahola, y la dueña se lo ha tomado a mal. O a bien, ya que se ha dado cuenta de que eso es fascismo. Gracias a las pintadas que tan cerca la pillan, la eximia opinadora -sobre Rociito, pero opinadora- ha entendido que, aunque uno se califique a sí mismo de revolucionario, es un fascista si se comporta como tal, es decir, si señala e intimida a quien piensa distinto. Ha tardado la Rahola. Curiosamente, hasta que no le ha tocado a ella, no ha aprendido cosa tan sencilla, por lo menos yo no le recuerdo tantos aspavientos ni declaraciones indignadas, cuando hubo pintadas y se cortaron árboles en casa de Albert Boadella, cuando hubo pintadas en las sedes de partidos políticos no lacistas o en medios de comunicación desafectos al régimen, ni cuando se impidieron por la fuerza actos políticos de los que a ella no le gustan, o incluso actos académicos en la universidad. En aquel entonces, Pilar Rahola callaba y otorgaba. Bienvenidas sean las pintadas en su casa, si así ha aprendido algo sobre democracia y libertad.