Los retos del diálogo

PSC-ERC, obligados a competir y colaborar

Si bien la competitividad será creciente en los próximos años, en la actual coyuntura habría que exigirles una firme asunción de la oportunidad que se abre para ambas fuerzas políticas

Primera reunión de la mesa de diálogo Gobierno-Generalitat, el 26 de febrero de 2020 en el palacio de la Moncloa. / EFE / KIKO HUESCA

Los datos del CEO lo evidencian. Más de la mitad de los electores socialistas consideran que la solución del conflicto Catalunya-España pasa por la convocatoria de un referéndum. Tampoco es testimonial la cifra del 28% de votantes del PP que son favorables y abrumador el casi 100% de los independentistas y el 86% de los 'comuns'. Opción arraigada en la sociedad catalana, pero incierta sobre cuándo se celebrará, las condiciones y requisitos que incluirá y cómo se denominará. Todo tan evidente como claro es que la Mesa de Diálogo que se tiene que iniciar tendrá un recorrido corto, si una de las partes intenta imponer un guion excluyente o limitador del alcance de las opciones que tienen que estar presentes. Cualquier bloqueo por parte de las fuerzas independentistas a las propuestas del Gobierno español, hasta hoy desconocidas por otra parte, o cualquier tipo de voluntad, por parte de Pedro Sánchez, de convertirla en un 'remake' de la Comisión Bilateral entre las dos administraciones, encargada del despliegue del Estatut vigente, solo contribuirán a hacerla fracasar. Del mismo modo que quedará abortada si el Gobierno español no está dispuesto a debatir, también, las propuestas ya anunciadas por parte del president Aragonès, de poner encima de la mesa una ley de amnistía y la autodeterminación. Dicho de otro modo, tan importante es empezar pronto el diálogo como hacerlo bien.