Nueva normalidad

De terraza en terraza

Es el tiempo y no el Procicat el que nos ha impedido disfrutar a tope de una larga y tranquila sentada al aire libre durante la primavera

Una joven fuma al lado de una serie de terrazas, en Barcelona.

Es una pena que la primavera no esté dispuesta a colaborar como debiera. Solo con que ella se implicara un poco más, este ensayo general de la vuelta a la normalidad en el que andamos ahora, resultaría mucho más brillante y satisfactorio. Pero es lo que tiene la primavera: que es voluble por naturaleza. De ahí, esas temperaturas tan dispares. Fresco el primer contacto con la mañana, caluroso el mediodía, en esa hora agobiante del ir y venir de todas las gestiones, un amago de lluvia a media tarde, y fresco de nuevo, a las últimas del sol, un fresco con relente que, pasado de fresco, se hace llamar frío. Todo ello, con el añadido del viento, que circula siempre a velocidad excesiva y se arriesga, el muy gamberro, a hacer trompos en todas las esquinas.