Una joven madre embarazada y su hijo de siete años asesinados en Mallorca. Warda y Mohamed. Cuatro corazones parados con violencia extrema. Ella había denunciado dos veces, y obtenido una orden de alejamiento contra su exmarido que ya no estaba en vigor. Superando todo el miedo y sus circunstancias difíciles para retomar una vida segura, había actuado. Pero colocó un escudo demasiado fino y demasiado breve contra su verdugo, y no consiguió ponerse a salvo, ni tampoco a su niño. Matar a una mujer de 28 años y a un crío está al alcance de cualquier salvaje, no hay que ser especialmente listo, ni especialmente fuerte. Solo cobarde y malo.
Violencia de género
Una masacre familiar
Exijamos escolta para las mujeres que denuncian malos tratos y tienen miedo
Conmoción en sa Pobla por el crimen de Warda y Mohamed
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