Enviar el ejército a Ceuta ha sido visto como una respuesta desproporcionada a la crisis desatada por miles de personas que han cruzado la frontera. Según la lógica militar, no lo es tanto, porque el ejecutivo español lo ha entendido como una acción de guerra. Si quieren, de baja intensidad, pero conflicto al fin. Pedro Sánchez ha hablado de "la integridad de Ceuta como parte de la nación española" y de "respetar las mutuas fronteras". Ha leído que Marruecos ha utilizado la miseria como un arma arrojadiza, esta vez sin la euforia nacionalista explícita de la Marcha Verde, pero con una intencionalidad similar. El concepto "carne de cañón" se concentra en el hecho de que las personas no importan, que se usan sin miramientos. Y la lógica de los estados -que es, al fin, bélica- no entiende de criterios humanitarios, sino de sarcasmos sangrantes. Tales como el del Ministerio de Exteriores marroquí, que se ha quejado del trato recibido por el líder del Frente Polisario "en un momento en que miles de personas viven en condiciones inhumanas en los campamentos de Tinduf". Están ahí por un castigo divino, como todos saben, y no porque que Marruecos las empujara hace décadas a este escenario de ignominia.
Pros y contras
Carne de cañón y cañones en contra
Marruecos ha utilizado la miseria como un arma arrojadiza, esta vez sin la euforia nacionalista explícita de la Marcha Verde, pero con una intencionalidad similar
Detenciones de migrantes en el centro de la ciudad. /
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