Se ha acabado el estado de alarma y miles de personas, jóvenes y no tan jóvenes, se han lanzado a la calle a celebrarlo sin mascarillas ni distancia social de seguridad. Es comprensible, pero también es irresponsable. Es comprensible porque después de dos primaveras de limitaciones de la movilidad y la obligación de taparse boca y nariz uno tiene ganas de moverse y abrazar a parientes y amigos. Pero es irresponsable porque las cosas no están tan claras como querríamos.
Covid-19
Principio de cautela de palabra, obra e imposición si es necesario
Los salubristas tenemos la obligación de disminuir riesgos aunque nos digan pesimistas
Callas de Madrid con paseantes utilizando mascarilla. /
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