Pros y contras

El felpudo de ERC

Salvador Illa. / EFE / Andreu Dalmau

Las miradas se dirigen al PSC. Por responsabilidad política se le pide que favorezca una investidura en minoría de ERC. La petición es comprensible (o no, ya que fue el PSC quien ganó las elecciones). En cualquier caso, evitaría la repetición electoral, pero ¿es éticamente aceptable? Los partidos independentistas –con Junqueras a la cabeza– han vomitado los peores insultos sobre los socialistas. En campaña electoral se comprometieron a no pactar con el PSC. Una línea roja inaceptable en cualquier democracia europea, solo asimilable a acuerdos contra la ultraderecha. Ese veto humillante, esa denigración pública impregna la convivencia. ¿Es eso lo que se quiere premiar? ¿Hay que olvidarse y agachar la cabeza? ¿Convertirse en un felpudo para que ERC alcance el gobierno y se limpie el fango de las cuitas independentistas?