Los asuntos más complicados tienen, a menudo, una explicación sencilla. Pongamos por caso, las negociaciones para elegir presidente de la Generalitat. Nada nace de la nada: no hablamos sólo de disputas políticas, de tácticas alejadas, sino, sobre todo, de animadversiones y críticas personales feroces, de agravios históricos, de rivalidades casi tribales. Sólo así se entiende el despropósito. "Pagarás por lo que hiciste", dicen unos. Y contestan los otros: "Y tú, más". Más allá de negociar unos cargos, unos presupuestos, un poder o una ascendencia mediática, hay, de fondo, un ruido de cuchilladas fraternales, que, como todo el mundo sabe, son las peores. Un bajo continuo de refriegas y profundas enemistades.
Pros y contras
Querer casar pautas y futuros
Más allá de negociar cargos para el Govern, hay un ruido de cuchilladas fraternales que, como todo el mundo sabe, son las peores.
Negociadores de Junts y ERC en la cárcel de Lledoners.
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