La tribuna

Jordi Sànchez, de fiasco en fiasco

De quedar fuera del gobierno, JxCat podría implosionar. De ahí que Puigdemont se reserve la posibilidad de ordenarle a su vicario un cambio de rumbo

Pere Aragonès y Jordi Sànchez, el pasado 23 de marzo. / Bernat Vilaró / ACN

Sorprende, si es que uno todavía puede sorprenderse en la política catalana, que Carles Puigdemont haya dejado en manos de Jordi Sànchez las negociaciones con Esquerra para formar gobierno. Sorprende, y dice mucho acerca de los impenetrables mecanismos de decisión que imperan en Junts per Catalunya. Sànchez fue el máximo responsable del fiasco que llevó al PDECat a presentarse por separado a los comicios, hurtándole a JxCat unos preciosos miles de votos que relegaron a los antiguos convergentes al tercer lugar, detrás de ERC. Estos días se ha recordado el paso de Sànchez por Iniciativa per Catalunya, pero él no se formó, como político, en las filas de los sucesores del PSUC. Otro gallo cantaría. Sànchez se dio a conocer durante la década en la que actuó de dirigente de la Crida a la Solidaritat, una suerte de antecedente de la Assemblea Nacional Catalana. Una experiencia en la que el mito prevalecía sobre la política. Jordi Sànchez es, en esencia, un activista independentista, que debe su papel de secretario general de JxCat al respaldo de Puigdemont. Solo así se entendió que nadie le pidiera explicaciones por la ruptura de las relaciones con el PDECat y solo así se entiende que nadie se las pida, ahora, tras la decisión de Pere Aragonès de romper las amarras con Junts pocas horas después de que él anunciara que las negociaciones iban sobre ruedas. Segundo fiasco.