El circo político

Palabras que se usan mal

Vocablos como 'democrático', 'progresista' o 'fascista' se retuercen hasta lo indecible para utilizarlas como arma arrojadiza frente al adversario

El candidato a las elecciones madrileñas de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, y el presidente de Vox, Santiago Abascal, en el Congreso / Pool Congreso

Algunas palabras como 'democrático', 'progresista' o 'fascista' se utilizan hoy de forma particularmente inadecuada porque se retuercen hasta lo indecible para utilizarlas como arma arrojadiza frente al adversario en el circo chato de la política nacional, donde por desgracia sobran tantos insultos como faltan ideas y programas. Así, algunos consideran democrático violar la Constitución, hacer referendos ilegales sin garantías, desobedecer las leyes, fomentar la desobediencia civil, apropiarse de los medios de comunicación públicos y gobernar solamente para los de la propia cuerda marginando a todos aquellos que no comulgan con sus ruedas de molino. Confunden democracia con votar cuando eso, que es necesario para que la haya, es claramente insuficiente si no va acompañado de otras nimiedades como son la separación de poderes, las libertades individuales y el Estado de derecho. Lo democrático no es marginar a los que piensan diferente sino tener en cuenta sus puntos de vista y buscar el diálogo para llegar a acuerdos hasta donde sea posible. Lo democrático no es imponer sino persuadir, no incumplir la ley sino buscar los mecanismos legales para reformarla cuando no guste. Lo democrático no es gobernar solo para los afines sino para todos los ciudadanos. Aquí todos presumen de demócratas y muchos no practican la democracia.