Fatiga pandémica

El facherío y la pandemia

Ayuso ha encarnado un modelo de gestión con menos restricciones, bajo la bonita bandera de la libertad, sobre el que ha construido un nuevo discurso identitario

Ayuso seguirá sin cierre perimetral en Madrid y apuesta por la movilidad sostenible

Hace solo dos años, Ángel Gabilondo ganó las elecciones, muy por delante de una desconocida e irrelevante Isabel Díaz Ayuso. Si esta encabezó la lista fue porque el PP se veía en la oposición, hundido por numerosos escándalos de corrupción (financiación ilegal, subvenciones fraudulentas, amaños de contratos, etc.) que afectaban a todos sus presidentes desde 2003 (Esperanza Aguirre, Ignacio González y Cristina Cifuentes). Con los resultados de 2019, lo lógico hubiera sido regenerar la política madrileña tras más de dos décadas de poder absoluto de los populares. Pero el endiosado Albert Rivera impuso que su formación gobernase con Ayuso (sumaban solo 56 diputados), gracias al apoyo externo de VOX, en lugar de hacerlo con Gabilondo (juntos rozaban mayoría absoluta) y acuerdos puntuales a derecha e izquierda, preferentemente con Más Madrid. Lo que ha pasado desde entonces nada tiene que con esas grandes palabras en las que tanto ha insistido Pablo Iglesias en campaña. Las elecciones nunca fueron de “democracia o fascismo”.