Elecciones 4-M

Madrid, lo del centro del donut

Diga lo que diga Ayuso, Madrid no es España

Isabel Díaz Ayuso posa en el balcón de la sede del partido durante la pasada noche electoral.

Si, como dice Isabel Ayuso, Madrid es España, después de los resultados del martes, aunque no seas independentista, apaga y vámonos. O siéntete apátrida y marca tus distancias, que el problema va en serio. Pero, afortunadamente, Madrid no es España y el PP trumpista que ella y el siempre veleta circunstancial llamado Pablo Casado impulsan es absolutamente irrelevante en nada menos que Catalunya y Euskadi. Y tampoco representa a la variante conservadora más normal que gobierna Galicia, aunque haya contaminado parcialmente al PP andaluz y al de otros puntos de menos peso. Después de analizar la España vacía hemos de empezar a reflexionar sobre esa España gritona, triunfal e incompleta, que dice representarnos a todos siendo bastante poca cosa. Si este país es un donut, Madrid es lo de en medio; cada vez tiene menos que ver con todo el borde sustancioso, aunque posea la capacidad de contaminarlo con sus naderías tóxicas (discursos simplistas, eslóganes desajustados, resoluciones judiciales únicamente nostálgicas, prensa subvencionada, obstrucciones tramposas a la voluntad popular, manifiestos franquistas de abuelos cebolleta uniformados que en otro tiempo se consideraban novios de la muerte...). Son un muy remirado ombligo, que prescinde de que el conjunto del donut mire hacia adelante buscando sitio en el futuro.