La tribuna

La noche de la verdad

El verdadero periodismo empieza en la intimidad. Cuando eludes la cobardía y la pereza de decir que da igual, que todos mienten, que la verdad no existe, que todas las opiniones son valiosas

Imagen del periodista David Beriain, presentador de ’Amazonas clandestino’, acompañado de dos guerilleros de las FARC colombianas. / DISCOVERY MAX

La noche cayó sobre Artajona como cayó sobre Barakaldo como cayó sobre Burkina Faso, y un meridiano se tiñó el lunes primero de rojo y luego de azul cobalto y finalmente de negro antracita. La muerte siega sin cesar, y a veces siega antes de tiempo. Que se lo digan a Albert Camus, cuando su coche se estrelló y en su última cartera encontraron el borrador de El primer hombre. Que se lo digan a David Beriain o a Roberto Fraile. Albert Camus no es solo el autor de La peste o El extranjero, sino también de El verano/Bodas, un deslumbrante y estremecido canto a la vida bajo la luz del Mediterráneo en Orán. Pero es también el autor de La noche de la verdad (editoriales y artículos publicadas en Combat entre 1944 y 1947) y a Camus me gustaría llevarlo a Burkina Faso para recoger los cadáveres que, si somos honestos, no se apagan del todo porque pertenecen a dos periodistas que se dedicaron a buscar la luz en medio de la oscuridad. Y sus palabras, y sus imágenes, no se desvanecerán con ellos. Hacían algo parecido a lo que hacía Camus cuando se ponía el mono de periodista, como en Combat, donde el 31 de agosto de 1944 publicó su Crítica de la nueva prensa, donde recordaba cuando redactaban periódicos en la clandestinidad: "Albergábamos la esperanza de que esos hombres que habían corrido peligros mortales en nombre de unas cuantas ideas que tomaban muy a pecho sabrían darle a su país la prensa que se merecía y que había dejado de tener".