Ningún dato del presente conduce a pensar que en los próximos años el 'posprocés' desemboque en una nueva etapa, ni de confrontación ni de diálogo con el Estado. Tanto es así que en la cumbre de Lledoners nadie se molestó en esconderse tras las cortinas de humo diversamente coloreado para encubrir la verdad de una lucha descarnada por las cuotas de poder. No es preciso pues que se esfuercen los animadores de JxCat en revestir el 'neoautonomismo' de legitimidad rupturista. Es inútil que los corifeos de ERC imaginen rendijas para el diálogo donde no puede haberlas. Los relatos funcionan cuando existe un público dispuesto a asumirlos, pero dejan de ser creíbles a medida que los meses caen como losas sobre las ilusiones y la realidad, lejos de mostrarse propicia, los aplaza una y otra vez y los va destiñendo hasta que los desmiente.
Cumbre en Lledoners
Ni confrontación ni diálogo, gestión
Si de verdad los partidos independentistas quieren que Catalunya no retroceda, deben salir de su burbuja Y acordar una lista de consejeros capaces de despertar nuevas expectativas
Imagen de archivo de Josep Rius y Elsa Artadi, en el aparcamiento de la cárcel de Lledoners, el pasado mes de abril. /
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