‘Saber y pagar’ es como podríamos empezar a nombrar las cumbres políticas sobre el clima, parafraseando el popular concurso de televisión. Desde luego, saber, a estas alturas, no hay duda de que sabemos. El aumento de concentración de gases invernadero en la atmósfera desde 1950, esto es, en el lapso de una vida humana, está fuera de duda. El impacto de ese cambio sobre la termodinámica del clima terrestre, también. Y la responsabilidad moral de las generaciones en plena actividad profesional, respecto a los más jóvenes, es imposible de eludir, gracias a activistas como Greta Thunberg, que en un foro reciente, por cierto, ironizaba sobre la charlatanería en estos asuntos, en un mensaje a sus seguidores: “En directo desde la One Planet Summit: bla, bla, la naturaleza, bla, bla, ambiciosos, bla, bla, oportunidades verdes, bla, bla, crecimiento verde: bla, bla, bla”.
La crisis climática
Saber para hacer
Los próximos cinco años serán los decisivos para que nuestros hijos y nietos vivan sin preguntarse: cómo no hicieron nada
Vista de la planta térmica de carbón en Bitola, Macedonia. /
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