La tribuna

Puigdemont va de farol

El líder de JxCat acabará instando a los suyos a formar gobierno con ERC porque la pérdida de poder dejaría a la formación a la intemperie y sin posibilidad de gestionar el maná de los fondos europeos

Puigdemont, el pasado 24 de febrero, en el Parlamento Europeo. / Johanna Geron / Reuters

Desde que empezó la negociación para la formación de un Gobierno independentista los movimientos de Junts per Catalunya (JxCat) han tenido un doble objetivo: desgastar a Pere Aragonès y acobardarlo. Cada día que pasa constituye un tormento para el candidato de Esquerra al que los seguidores de Puigdemont humillan sin piedad desde la presidencia del Parlament (Laura Borràs), desde la secretaría general de JxCat (Jordi Sànchez) y por parte de quien aspira a la vicepresidencia (Elsa Artadi). Estas sesiones diarias de ‘punching ball’ se combinan con arremetidas fanáticas desde las redes, con referencias al segundo apellido de Aragonès (Garcia) y otras lindezas. No es de extrañar que muchos se pregunten por qué Esquerra aguanta semejante acoso sin pestañear.