Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea; Charles Michel, presidente del Consejo Europeo, y Recep Tayyip Erdogan, presidente de Turquía. Dos máximos mandatarios de la UE, el presidente del país anfitrión y dos butacas. Ante la mirada atónita de Von der Leyen, toman asiento Michel y Erdogan, mientras ella queda relegada a un sofá lateral. La humillación es evidente. Un desprecio que son muchos. Hacia el cargo que ocupa y hacia su condición de mujer. Es evidente que no estamos ante un error diplomático. En una visita de tal calibre, cada gesto se mide al milímetro.
Pros y contras
Juego de sillas
A Von der Leyen no le hizo gracia quedarse sin silla en reunión con Erdogan. /
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