Pulso lingüístico

El genocidio de Koiné

Cuesta creer que tratar las corrientes migratorias como partícipes de una “solución final” del catalán sea el mejor modo de defender la lengua

Presentación del manifiesto del Grupo Koiné en el paraninfo de la UB, en marzo de 2016. / CARLOS MONTAÑÉS

Cinco años después del ‘manifiesto Koiné’, el documento en el que se defendía el catalán como única lengua oficial de Catalunya, algunos de sus impulsores se han reafirmado en su tesis, también en la suposición de que la dictadura franquista quiso “utilizar y estimular las corrientes migratorias como una herramienta para el genocidio lingüístico y cultural por la vía de la ‘minorización’ demográfica de los catalanes en nuestro propio país”. Apela Koiné a la utilización política que otras dictaduras han hecho de las migraciones. Cierto. Otra cosa es mirar nuestro pasado y ver peones del franquismo en esas multitudes de desesperados que huían del hambre o de la persecución política del propio franquismo. Una suerte de quinta columna del régimen, un multitudinario ejército involuntario que conseguiría asfixiar y reducir la influencia de la población autóctona debilitando la lengua y la cultura propia. Si los inmigrantes venían a castellanizar Catalunya, ¿a qué iban a Madrid?