“No me gusta la ciencia ficción”. “No soy mucho de cuentos”. “La poesía no me dice nada”. “¿Ensayo? Uf, qué aburrido”. Tan diversos que nos creemos y cuántos prejuicios literarios tenemos aún. Como en un gran armario lleno de cajones, vamos catalogando y separando las obras según la etiqueta que creemos más conveniente, y creemos que así aportamos diversidad y riqueza a la literatura, pero ¿hasta qué punto las etiquetas no son una excusa para compartimentarnos, para no salir los cajones donde nos sentimos más cómodos?
Libros y etiquetas
Prejuicios
Quizá deberíamos empezar a hacerlas pedazos y simplemente dejarnos llevar, leer lo que sea, de quien sea, del género que sea
La librería Taifa de Barcelona, el pasado noviembre. /
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