Solidaridad

Democracia y vacunas

Nos iría mejor si hiciéramos examen de conciencia y reconociéramos que es injusto el modelo liberal que permite que diez países acaparen el 75% de las dosis disponibles

Las vacunas rusas contra el covid Sputnik V llegan al aeropuerto de Caracas, este lunes. / Reuters / Manaure Quintero

Que Pablo Iglesias haya dejado el gobierno es una buena noticia que ha permitido a Isabel Díaz Ayuso decir con ironía que “España me debe una”, porque en mi opinión la vicepresidencia le venía demasiado grande, porque nunca entendió lo que era un gobierno de coalición, porque no es posible andar en la procesión y repicar al mismo tiempo, y porque lo suyo es más la agitación callejera y un universo binario de buenos y malos donde su propio grupo convive con la que llama “la derecha criminal en Madrid”. Si supiera lo que es una democracia no diría estas tonterías, como la anterior de comparar la fuga acolchada de Puigdemont con el calvario de los exiliados de la Segunda República. Tampoco estoy seguro de que Isabel Díaz Ayuso tenga las ideas muy claras cuando contrapone socialismo (y luego comunismo) a libertad, como si en España estuviéramos entre rejas desde que Mariano Rajoy fue defenestrado.