Inmune

Ya soy Astrazénico

La cola va avanzando y aumenta mi sensación de inmenso privilegio

Un miembro del personal sanitario sostiene una dosis de AstraZeneca / Fderran Nadeu

Desde el día 30 soy Astrazénico. Son las dos y media y la cola para acceder al Casal Montserrat de la calle de Calàbria es considerable. Hay tiempo para ir charlando con los más cercanos. Nunca había estado formando fila con sesentones y resulta agradable, porque al nexo generacional se une la inquietud por la astrazénica y la balsámica sensación de ser vacunado.