El escenario poselectoral

De señores y 'masovers'

No solo Junts quiere tener a ERC como satélite. También los 'comuns' tienen el reto de no orbitar en torno al PSC

Jessica Albiach / Kike Ricón/Europa Press

No debe de resultar fácil en el mundo nacionalista asumir que una fuerza republicana y de izquierdas esté en condiciones de presidir el Govern en detrimento suyo. Que no haya pasado desde los tiempos de la Generalitat republicana convierte el hecho en singular. Jordi Pujol, que también fue padre fundador del Régimen monárquico del 78, construyó un movimiento político capaz de gestionar la Administración catalana en competencia con el socialismo, convertido en el segundo eje en torno a los cuales giró la Catalunya autonómica. Una cultura de poder creciente, fruto de haberlo ejercido a lo largo de décadas, que generó un sentimiento intangible de patrimonialización del país. Entre la sentencia de Marta Ferrusola -"és com si ens haguessin entrat lladres a casa"- a raíz de la conformación del primer Govern tripartito hasta la resistencia actual a reconocer la nueva realidad producto del 14-F transitan décadas de acción política durante las que el planeta nacionalista había estado trabajando en convertir al republicanismo en su satélite. Razón por la cual no debe extrañar que cuestionen el liderazgo de un republicanismo predispuesto a la confluencia con las izquierdas, a primar el diálogo en Madrid y Barcelona y con un relato fundamentado en el 'ganaremos la independencia si somos más y tocamos de pies en el suelo'.