Hace 20 años, entrevistando al arquitecto Oscar Tusquets, le pregunté qué proyectos importantes tenía entre manos. Y me contestó, muy serio, que el principal era “preparar mi muerte”. Me pareció una más de sus ‘boutades’. Pero como me ha sucedido a menudo, más tarde he ido entendiendo el significado. Él, que había proyectado de todo en su vida, barrios, edificios, interiores, muebles, libros, cuadros, exposiciones… tenía que proyectar también su muerte. Ahora acaba de publicar ‘Vivir no es tan divertido, y envejecer, un coñazo’ (Anagrama), donde explica de forma entretenida cómo le gustaría morir: dignamente. Lo hace con su habitual destreza, erudición y desparpajo, “un panfleto riguroso pero desenfadado de un superviviente” trufado de citas afrancesadas, desde Montaigne, Foucault, Camus o Lévy hasta llegar, cómo no, a Cioran.
Un tabú de nuestro tiempo
Morir tampoco es divertido
Oscar Tusquets publica 'Vivir no es tan divertido, y envejecer, un coñazo', donde explica de forma entretenida cómo le gustaría morir: dignamente
Oscar Tusquets, en una foto de archivo. /
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