Mi generación creció entre superhéroes, con cómics, series de televisión, y películas para toda la familia. Quien no tuvo un favorito de niño, quizá creció pensando que jamás tendría uno, que la fantasía narrada de una guerra supernatural entre el bien y el mal jamás sería parte de su repertorio emocional. Yo fui uno de esos niños que, disfrutando de las historias, no llegaron nunca a sentirse parte del universo de los superhéroes. Y crecí yendo de visita, siendo una turista en donde muchos otros hicieron hogar. Hasta que me hice mayor, y MARVEL se hizo mayor conmigo.
Marvel ha crecido, pero esa “madurez” no viene tan solo de la profundidad de las historias, la densidad de los debates internos de héroes y villanos, o la exploración de la relación simbiótica entre el bien y el mal. Esa madurez no es de contenido, que creo siempre estuvo presente de manera más o menos implícita, si no de forma. Marvel se ha lanzado a generar contenidos llenos de una fina y elegante complejidad que se deshace en el paladar del espectador, sea o no fan de la franquicia. Se explora con vivacidad lo que antes era un debate interno de los protagonistas con respecto a su naturaleza, y las historias se dejan influenciar por la realidad del espectador en vez de taparla con sedativos de desarraigada fantasía.
La nueva serie de Disney 'Falcon y el Soldado de Invierno' continúa esa tendencia de escribir con delicada garra emocional nuevas historias que hacen de Marvel un universo verdaderamente rico y complejo, lleno de emociones y cortes, esquinas afiladas y curvas cerradas. En 'Falcon y el Soldado de Inverno' caminamos junto a Bucky Barnes, el Soldado de Invierno, el que una vez fuera el mejor amigo de Capitán América, entre los escombros de una vida que parece no querer dejarle ir. Y en tan solo dos capítulos, Bucky y Sam Wilson (Falcon), nos seducen y convencen. Quedamos atrapados en la narración de sus aventuras por la humanidad que desprenden, su reactiva amistad, su cegadora y desesperada moralidad. Y por fin tengo mi personaje de Marvel favorito: El Soldado de Invierno, Bucky Barnes.