La hoguera

¡Vivan las cadenas!

Turistas franceses cantan animados a las puertas de un bar de Madrid. / Pablo Blázquez / Getty

Y qué le voy a hacer, si me gustan los franceses borrachos. Las imágenes se multiplican en las pantallas espoleadas por la furia de la viralidad. En plena pandemia, vienen a nuestro país a contagiarse y contagiarnos, gritan beodos sin mascarilla, potan en las aceras, se desmayan ciegos como piojos y hacen, en suma, todo lo que su país les prohíbe en casa y lo que nuestro país nos prohíbe hacer a nosotros. Desde que Pepe Botella recibió el encargo napoleónico de convertir España en un Estado moderno y sometido no se había visto en Madrid conquista semejante de gabachos.