En la Moncloa parecen jactarse de su equipo de 'spin doctors', consagrados artífices de estrategias electorales. Lo curioso es que sus pretendidas artimañas se cuentan por fiascos y pese a eso parecen seguir en sus trece con aura de brujos.
Lo de especular con el calendario electoral manejando datos demoscópicos lleva años de moda. Lo hizo Artur Mas en 2012 y desde ese momento no dejó de perder comba. Creyó comerse el mundo y Catalunya lo devoró a él. Pero nada comparado con los tejemanejes impunes que se cuecen en la Moncloa pese a acumular resbalón tras trompicón.
Provocaron elecciones a cuenta de unos presupuestos que, en verdad, jamás quisieron negociar. Y la ERC de Oriol Junqueras y Gabriel Rufián sacó 15 diputados en Catalunya, arrasó. Forzaron la repetición electoral, mimetizaron el discurso de Rivera –pese a que las bases coreaban "Con Rivera, no"- para luego acabar pactando con Pablo Iglesias y ERC. Montaron la 'Operación Catalunya' con Salvador Illa. Y por mucho que digan, nuevo fiasco. El abrazo de Iván Redondo a Illa la noche electoral más bien pareció el abrazo del oso. De Ministro de Sanidad a compañero de escaño de VOX. Y en este último ciclo han perpetrado el asalto a Murcia y el PP les ha robado la cartera. Y ojito con Madrid, no sea que hayan dado a Ayuso el pasaporte para ser la nueva Esperanza Aguirre.
Aquí solo se salva Miquel Iceta. Con mucho, el más listo de la clase. Cercano, afable y astuto. Lleva desde los primeros tiempos de Felipe en el candelero. Y ahí sigue, con su sonrisa, sin despeinarse. Bien valorado, siempre en la cresta de la ola, sobreviviendo a propios y extraños. Si alguien quiere aprender manejar los tempos, a sobrevivir a toda cuanta crisis haya, que tome nota del inmortal Iceta. Mientras otros acaparan focos que se encienden y apagan, el sigue inmutable, ahora con el broche de oro (Ministro del Reino de España) a una trayectoria que ha sobrevivido a Felipe, Aznar, Zapatero, Rajoy y veremos si a Sánchez y sus aprendices de brujo. Para quitarse el sombrero.