Pocas personas aceptan renunciar al poder. Ocurre en todos los ámbitos: el empresarial, el laboral, el universitario, el judicial o el político, entre otros. Incluso hay algún sector más desconocido que trasciende a los anteriores porque está presente a la vez en todos ellos. Hay personas que poseen conocidos –“teclas”– aquí o allá. Con independencia de su ideología política, suelen ser muy conservadores. Que haya cambios les acostumbra a inquietar mucho, dado que entonces ven amenazada su cuota de poder. Suele haber personas, o hasta instituciones, que de algún modo aglutinan y dinamizan ese ámbito de influencias, de manera que protegen a esos allegados para cubrirse a sí mismos a través de ese círculo de amistades. Por ello esas personas defienden al aglutinante a capa y espada, nunca mejor dicho. Incluso buscan todo tipo de falaces referentes históricos, morales, ideológicos, políticos o hasta, llegado el caso, religiosos para conseguirlo.
Amiguismo y corrupción
Conservar los privilegios
La democracia, que consiste en acabar con los privilegios, se ve más amenazada cuanto más numerosos y activos son los ambientes de favores mutuos
Las alianzas y la justicia, una combinación a evitar (salvo en las bodas).
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