Bronca y derechos

Señales de alarma

Una pulsión cainita se ha apoderado de la política sin que nadie parezca apercibirse de que ese camino nos lleva al despeñadero

La portavoz del Ejecutivo regional y líder de Ciudadanos, Ana Martínez Vidal, y el presidente de la Comunidad y líder del PP, Fernando López Miras, en una imagen de archivo / Asamblea regional de Murcia

El presidente de Murcia, Fernando López Miras, llama “enemigos de los murcianos” a los dirigentes de la oposición, que a su vez le acusan a él de corrupto y a los tránsfugas de “chorizos”. La presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, frivoliza -y polariza- hasta la náusea con su lema electoral de “comunismo o libertad”. Pablo Iglesias desciende de los cielos del gobierno al barro de la campaña para erigirse en la versión posmoderna del “no pasarán”. En Catalunya los ultras del independentismo -hay muchos independentistas que, afortunadamente, no lo son- siguen repartiendo carnés de patriotas o traidores, según les sople el viento. Podría seguir con la lista, pero no merece la pena. Una pulsión cainita se ha apoderado de la política sin que nadie parezca apercibirse de que ese camino nos lleva al despeñadero. ¿Toda la política? ¡No! Como la aldea gala de Astérix, algunos proyectos resisten para mejorar la vida de los ciudadanos, no para complicarla ni encabritarla. España ya es el quinto país del mundo que regula la eutanasia con una ley a la que podrán acogerse personas que padezcan una enfermedad grave y crónica o incurable que les provoque “un sufrimiento físico o síquico constante e intolerable”.