La celebración del Día de la Mujer conserva el tono reivindicativo (necesario, ineludible) y, al mismo tiempo, al imponerse como festividad políticamente correcta, también se convierte en un lugar común que sirve para anunciar rebajas de un perfume o, con una envoltura violeta, ofertas de menaje para el hogar. Es el peligro de las luchas que pueden convertirse en estériles porque que se diluyen en la cosmética aceptada como una costumbre. Por eso celebro iniciativas renovadoras, que en su humildad no aspiran a levantar columnas de florilegio sino a construir unos basamentos sólidos. Es el caso, por ejemplo, de los chicos y chicas de 5º de Primaria del Institut Escola Antaviana, en Nou Barris. Han escrito la historia de sus madres y sus abuelas y han creado un bosque de fotos, colgadas con pinzas de tender la ropa: vestidas para la fiesta o trabajando, haciendo deporte o yendo de excursión, antiguas fotos de estudio y recuerdos de cuando fueron jóvenes y alegres. Niñas y los niños se reflejan en sus gestos, en la sencilla biografía reconstruida de "lucha, sacrificio, superación y sufrimiento". Un bosque por donde pasea una discreta mirada de memoria y dignidad.
Pros y contras
Bosque de fotos
Celebro iniciativas renovadoras como la del Institut Escola Antaviana, que en su humildad no aspiran a levantar columnas de florilegio sino a construir unos basamentos sólidos
Alumnos de sexto de primaria del colegio público Antaviana de Barcelona atienden en clase con mascarilla. /
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