Apunte

Que n'aprenguin

Messi y De Jong se felicitan tras el tercer gol del Barça contra el Sevilla, este miércoles. / Jordi Cotrina

La semana viene fuerte para el Barça. Empezó por todo lo bajo con la detención del expresidente, siguió con la remontada que vale una final de Copa y terminará eligiendo democráticamente a la junta que deberá llevar las riendas de la travesía del desierto que le espera al club.

El sobresalto de la detención de Bartomeu por parte de los Mossos, junto a su mano derecha Jaume Masferrer, acompañados inicialmente de Grau y Gómez Ponti, despertó dudas. ¿Casual o causal que sucediese a pocos días de las elecciones, cuando el caso mal llamado Barçagate había sido destapado hace ya un año por la cadena SER?.¿Por qué ahora? ¿A quién beneficia?

Probablemente a ninguno de los dos candidatos que se van a jugar la presidencia. Ambos están claramente en las antípodas de Bartomeu. Y según se van filtrando detalles del modus operandi de la trama, peor pinta tiene la cosa. Por eso los socios tienen una enorme responsabilidad, más si cabe, en estas elecciones a la presidencia de un club que lleva judicializado una década.

Limpiar la imagen

Toca cambiar el modelo, una frase que está de moda pero que conviene llevar a la práctica a conciencia, para que sea una nueva y saludable forma de hacer las cosas y de llevar el club la encargada de limpiar a fondo la imagen del FC Barcelona. Que el «més que un club» no sea una frase pintada en los asientos vacía de significado.

Visto lo visto, renovar a Leo Messi parece secundario. El Messi que necesita el Barça tiene que sentarse en el palco desde el lunes

Respetando la presunción de inocencia y la tarea de la jueza, que decidirá si hay delito o no, probado está que se contrató a I3Ventures para monitorizar las redes sociales y, digamos, ensalzar la figura de Bartomeu difamando a todos aquellos críticos hacia la figura del presidente. Incluyendo jugadores, familiares de estos, periodistas y hasta exdirectores de comunicación del club...

Perfil bajo

¿Quién iba a decir que ese presidente de perfil bajo, de discurso educado y respetuoso, hasta políticamente correcto en tiempos de tormenta política, buen anfitrión en los palcos, sin salidas de tono en público, iba a estar tan preocupado por su imagen y por difamar a sus haters a cualquier precio?

Visto lo visto, renovar a Leo Messi parece secundario. El Messi que necesita el Barça tiene que sentarse en el palco desde el lunes.