Por adelantado sea dicho y subrayado que esta será una legislatura de orden, y aún más por comparación con las anteriores. Quien no lo quiera tomar como un pronóstico, que lo tenga en cuenta al menos como propósito. Sobre todo de quienes empezaron por criticar a la policía y han acabado por darle carta blanca en penitencia por su error. No ha ido nada bien la coincidencia temporal entre la detención del rapero Hasél y las negociaciones para formar Gobierno. La tolerancia de los partidos independentistas de orden con la violencia, expresada en forma de condena a los excesos policiales, solo tenía como objetivo acariciar el pelo hirsuto del lomo de la CUP, formación más hipersensible que de veras mordedora, que ni siquiera se atreverá a exigir medidas drásticas como la supresión de los antidisturbios.
Negociaciones tras el 14-F
Del desorden al orden con idénticos protagonistas
La violencia tiene las horas contadas y los episodios de estos días, lejos de ser un incentivo, servirán de vacuna
Quema de contenedores en Aragó con Bailen en las protestas por el rapero Pablo Hasél el pasado día 18. /
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