LIBERTAD CONDICIONAL

Una lágrima dice más que un llanto

Tras ocho noches sin pegar ojo por los gritos, cánticos, sirenas, vidrios rotos y el ruido de un helicóptero, Alicia va a ver a un psiquiatra para que le recete algo para dormir

Manifestantes a la altura de Arc de Triomf en el séptimo día de protestas. FERRAN NADEU

Tras ocho noches, ocho, sin pegar ojo porque cada noche escuchaba gritos, cánticos, consignas, sirenas, vidrios rotos, el ruido de un helicóptero, Alicia se fue a ver a un psiquiatra para que le recetara algo para dormir. Una hora de charla y Alicia salió de allí con una receta, pero también con un diagnóstico: TAG, Trastorno de Ansiedad Generalizada. Al fin y al cabo, Alicia ha vivido ya la muerte de su padre, su propia enfermedad, su despido, la subida de la luz en pleno invierno, una factura eléctrica de 110 euros... 

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Pablo Hasél