Intereses empresariales

El momento de Pimec

La victoria incontestable de Cañete puede ser la muestra de una sociedad que reacciona, consciente del callejón sin salida en que nos hemos adentrado

Antoni Cañete, nuevo presidente de Pimec. / Ricard Cugat

Antoni Cañete ha accedido a la presidencia de PIMEC con una victoria incontestable, más del 83% del voto en unas elecciones que han contado con una elevada participación. Unos comicios que, por dos razones, han ido más allá de la tradicional disputa por quien lidera una patronal.

De una parte, el resultado rompe el convencimiento de que, en el contexto de un 'procès' inacabable, el independentismo radical, desde el inagotable activismo e impecable organización de la ANC, acabaría por copar todas las instituciones. Lo sucedido este martes puede ser muestra de una sociedad que reacciona, consciente del callejón sin salida en que nos hemos adentrado.

De otra, las elecciones se han celebrado en un momento determinante para la gran mayoría de pymes. Tras el covid-19, se acelerará la necesidad de abordar la digitalización, la transición verde o la mayor dimensión. Además, de manera inmediata, las pymes necesitan ser acompañadas y coordinadas para acceder al fondo europeo next generation. De lo contrario, las ayudas no se aprovecharán o acabarán orientándose exclusivamente a las grandes corporaciones. Por ello, resulta fundamental que Pimec se centre únicamente en la defensa de los intereses empresariales, lejos del activismo político, que pretendía la candidatura alternativa.

Además, todo ello viene a coincidir con un punto de inflexión en la política catalana, un momento idóneo para dibujar nuestro futuro, desde la asunción de los errores que todos hemos cometido, pues nuestros males no son responsabilidad exclusiva de la política. Lo sucedido en la Cambra y otras entidades, o lo que ha evitado Antoni Cañete en Pimec es, también, consecuencia de la actitud de un mundo económico que, en su momento, apoyó de manera acrítica las consignas identitarias del activismo político para, ahora, alarmarse ante la deriva independentista. Sin su acomodaticio dejarse llevar, hoy no estaríamos así. No estaría mal aprender de la lección.

Todo mi reconocimiento a los ganadores. Y mucha suerte.